jueves, 25 de marzo de 2010

Una receta simple para la Comunicación Interna

El escaso desarrollo teórico, académico o bibliográfico que ha tenido la comunicación interna desde sus inicios no debe confundirnos respecto del desarrollo concreto y real que está teniendo en algunas prácticas de mercado. A pesar de la escasa difusión que aún tienen los casos de éxito, no son pocas las empresas, directivos y comunicadores que están haciendo un trabajo destacado en la gestión. Sus estrategias de comunicación interna impulsan de manera ejemplar los desafíos del nuevo milenio: reingenierías, fusiones, mudanzas, crisis, change management, expansión a nuevos mercados, cambio cultural y muchos más. Es cierto que los gestores no siempre cuentan con sustentos metodológicos para generar una estrategia integral, pero sin embargo no cejan. Si no acceden a modelos de gestión, “crean”, como lo hace un buen chef cuando tiene pocos ingredientes. Se orientan a partir de la escucha, interpretan necesidades, evalúan las mejores alternativas comunicativas y luego preparan una receta sana y simple, que a todos le gusta: el entendimiento humano en el trabajo.

Existen también algunos platos gourmet, estéticos y tentadores, pero que suelen estar demasiado orientados a la persuasión antes que al entendimiento o a las formas antes que al fondo. En varias prácticas hemos comprobado que las recetas extremadamente persuasivas dejan con hambre a los comensales. Por ejemplo, querer “convencer a los empleados de lo que la organización es”, puede ser muy arriesgado (cuando no soberbio). Los mejores líderes y comunicadores organizacionales admiten sin vacilar que quienes mejor conocen la empresa son los mismos trabajadores. Por eso en su alacena nunca faltan dos ingredientes: la escucha y la empatía. Y a la hora de poner la mesa, saben que los modelos de gestión son los utensilios, la experiencia el mejor vino y la persuasión un rico condimento, del que no hay que exagerar.


Manuel Tessi