jueves, 29 de enero de 2009

Conferencia Magistral de Apertura de Juan José Almagro


Invitado a participar del II Encuentro Latinoamericano de Comunicación Interna, Juan José Almagro, director general de comunicación y responsabilidad social y corporativa del grupo MAPFRE de Madrid, fue el encargado de realizar la conferencia magistral de apertura del evento.




Basándose en metáforas, imágenes y encuestas, Juan José Almagro compartió con la audiencia un conjunto de reflexiones sobre la comunicación, que según el expositor, se define como “compartir, involucrar y hacer partícipes a los stakeholders en un proyecto común”. Sin embargo, aclaró que esto no significa que existan prácticas universales de comunicación: las prácticas tienen que acomodarse a las circunstancias de cada empresa y a las personas que componen esa empresa.

Este concepto de la comunicación se basa en tres pilares: compromiso, transparencia y veracidad. Y, como cimiento, el patrocinio de la alta dirección, determinante para el futuro y sostenimiento a largo plazo de la empresa.

Luego de estas breves definiciones, la conferencia dio un interesante giro, que llevó a hablar del accionar de los jefes en las organizaciones. Se propuso ver a la empresa como un reloj de arena, donde se ubica la alta dirección en el cubículo superior, los empleados en el inferior y los mandos medios, jefes y supervisores en el centro, encargados de hacer fluir la información tanto ascendente como descendentemente.

Esta metáfora permitió entender por qué es a veces tan difícil establecer la comunicación eficaz; a menos que el pequeño orificio se encuentre despejado, la información no podrá pasar. Y para esto se necesita saber comunicar. Es importante formar a los jefes en estas habilidades, precisamente para que la organización pueda funcionar como el reloj.

Para el expositor, los jefes tenían en el pasado un poder que hoy no tienen, fundamentalmente porque eran depositarios de todo el conocimiento que había en la empresa. Actualmente hay un tipo de conocimiento que está siempre al alcance de todo el mundo, pero hay otro, implícito, que tiene que ver con la cultura de la empresa y que sólo se transmite a través de los jefes, que son capaces de dar una palmada en la espalda y que son capaces también de reprender.

Otro recurso utilizado fue comparar a la organización como un submarino, que tiene que soportar presiones sin dejar de guardar un equilibrio. Y en lo que a la comunicación respecta, cuando el comandante del submarino da una orden, el segundo la replica al timonel y el timonel hace su parte con la tripulación. Así todo el mundo dentro del submarino sabe que, por ejemplo, se han puesto tres grados a babor, que se está yendo a toda máquina, y que se acaban de sumergir. De igual modo, en la empresa todo el mundo debería saber hacia dónde va la empresa, con qué rumbo y con qué velocidad.

Como conclusión, se trajo a colación la siguiente frase de Peter Drucker: “Muchas veces la comunicación no requiere palabras. A lo mejor consiste simplemente en estar juntos”. Si somos capaces de estar juntos compartiendo principios, podremos sacar adelante a la empresa y cuanto se deriva de ella. Por más utópico que esto parezca, como dijo Julio Verne, “cualquier cosa que una persona pueda imaginar, otra podrá hacerla realidad”.

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